Vannes y Auray, en la rotunda y dulce Bretaña francesa

He tenido la suerte de haberme podido escapar unos días (¡muy pocos!) a la Bretaña francesa. Como toda Francia, ésta es una preciosa región, histórica y muy cuidada. Muy medieval y cuidadosamente conservada, aunque su pasado se remonta a siglos anteriores al Medievo, la Bretaña mantiene, respetuosamente sus calzadas empedradas y sus edificios con las estructuras de madera que delatan su pasado histórico, coronados con sus techumbres de pizarra y abrazados por sus sólidos muros de piedra. Sus pequeñas villas se tejen de callejuelas repletas de misteriosos portales, patios semiocultos, soleadas plazas, sorprendentes construcciones, civiles o religiosas, cuidados ateliers de los artistas bohemios de la zona y exquisitas brocanteries donde encontrar, seguro, curiosas antigüedades y detalles para regalar, o para decorar tu propia casa. Si a toda esta belleza urbanística añadimos el sabor (gastronómico) inequívocamente francés de todas las delicias que...