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Mostrando entradas de mayo 15, 2011

La Boda de los Príncipes de Asturias: una tormenta de elegancia y emociones

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El 22 de mayo de 2004, hace ya siete años, se celebraba en la Catedral de la Almudena, en Madrid, la boda del Principe de Asturias, Felipe de Borbón , con la entonces periodista Letizia Ortiz , a quién yo entrevisté por casualidad en Oviedo, en octubre de 2003 cuando, tanto ella como yo, (en distintas dimensiones mediáticas) cubríamos la información de los Premios Príncipe de Asturias, en concreto, en el Hotel de la Reconquista. ¡Quién me diría que, algo menos de un año después, desfilaría ante mí y el resto de los periodistas, sus ya ex compañeros, como Princesa de Asturias! Con motivo de esa entrevista, acudí a diversos platós de televisión, a nivel nacional, y la noche anterior a la boda, que yo cubrí para la emisora para la que trabajaba, Radio Vetusta, y para el periódico en el que colaboraba en mi crónica La Lupa, La Voz de Asturias, fuí invitada al programa de Tele 5 Salsa Rosa, que con motivo de la boda principesca, había doblado su horario de emisión y extendido al viernes an

Marcelo Conrado Antón: un parón forzado para seguir regalando amistad

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Me entero de que el gran hostelero de nuestra región,  Marcelo Conrado Antón,  esa gran persona que es (en todos los sentidos, ya que además de ser encantador, es un señor de una altura considerable) ha padecido un aneurisma cerebral. Marcelo es un castillo de amistad, buen trato y excelentes relaciones. Una muralla de hombre, no inexpugnable, ni mucho menos defensiva. Más bien todo lo contrario. Un señor joven de 65 años al que todo el mundo quiere y aprecia, lo cual no es nada difícil. Acogedor en sus casas: La Goleta y Casa Conrado, aunque dirigidos por sus hijos Laura y Javier, supervisados e impreso su carácter único y exclusivo y el de su familia hostelera, ya desde los inicios. Precisamente hace poco acababa de padecer la pérdida de su madre, Jesusa . Y perder a una madre siempre marca. Marcelo siempre me recibió, cariñoso y atento en su casa, Casa Conrado, cuando fui, durante cuatro años, jurado del premio Ovetense del Año y nos profesamos un mutuo cari