Vuelta al colegio y a sus recuerdos: Dominicas del grupo A, las clásicas de mi vida.

Ellas estaban ahí. Como las estrellas. Como la luna, como el sol.

Pero la vida nos trenza velos que ocultan las presencias, las luces, y, en ocasiones, las hacen desaparecer.

Hay una frase que circula por ahí: "los buenos amigos son como las estrellas, no siempre las ves, pero sabes que siempre están ahí" y ellas, mis compañeras del colegio, estaban ahí. La cuestión fue dar con ellas y reunirlas. 
Y lo conseguí.

Como ya os he contado en el primer post que escribí en mi blog sobre nosotras, las ex alumnas del grupo "A" de las Dominicas de Oviedo, nos hemos vuelto a encontrar en Navidades  y ahora, cada cierto tiempo, nos vemos para cena, café, vinito... 

Es éste un buen ejercicio de risas y buenas vibraciones...

Yo siento que, todo lo bueno o no tan bueno que hemos vivido en el colegio durante tanto tiempo, de alguna manera te une para siempre, y cuando me encuentro con ellas, lo único que me falta es el entorno: el patio del colegio, la clase, los pupitres, los pasillos, las discotecas de los viernes... para sentirme de nuevo como entonces. El resto, sigue casi intacto. 

Han pasado treinta y tres años. Somos mujeres, profesionales, madres, viudas, solteras, todas tenemos nuestras vidas, pero la esencia de nuestros días en común en el colegio, creo que aún perdura.

El pasado mes de febrero (frío y lluvioso) preparamos una cena en Oviedo.

La convocatoria no fue tan, tan, numerosa como la de las Navidades, pues muchas de las que acudieron aquel día regresaban a Oviedo con sus familias, y este encuentro de febrero ya era en tiempo ordinario, pero tampoco estuvo mal. 

Además, se trata de que las personas que asistan lo hagan con ganas, como así me consta.

Pero primero, algunas de nosotras nos acercamos al colegio, para así "ir preparando los corazones y las emociones" y luego contar a las chicas que no habían podido venir, cómo lo habíamos encontrado, cuántos cambios ha registrado desde que lo dejamos en 1982, etc, etc...

Nuestra "cicerone" fue Charo Barriales, directora pedagógica del Colegio Dulce Nombre de Jesús, Dominicas.

Paciente y muy colaboradora, nos fue abriendo las aulas, llevando por pasillos, y mostrando las transformaciones que el colegio había tenido a lo largo de estos casi treinta y tres años.

También, todo hay que decirlo, escuchaba con atención y simpatía, los comentarios que íbamos haciendo sobre los recuerdos que acumulábamos de ésta o aquella etapa en aquel o el otro curso, etc...

He hecho varias fotos. No son de una gran calidad, porque íbamos hablando, viendo, sorprendiéndonos, recordando...pero creo que como testimonio, pueden servir.

Nos recibió en Portería, la hermana María Luisa Cuevas, de quién muchas de nosotras tenemos un recuerdo un tanto agitado. Ella trató de hilar quiénes éramos. Nosotras, las que la tuvimos como tutora y profesora le recordamos algunas anécdotas, simpáticas, sin entrar en demasiado detalle.

Ya de la mano de Charo Barriales, nuestra "toma de contacto" con el cole, de forma material, fue pisar el típico suelo, el tradicional mosaico hidráulico, diseño del siglo XIX que ahora, como otros tantos, está tan de moda en las versiones del siglo XXI y por el que tanto hemos correteado y pisado, en fila, o en grupo.


Debajo, la tranformación, en aula para infantiles, de la clase que tuvimos en el piso bajo del colegio, en 4º de E.G.B. cuya tutora fue la no muy bien recordada hermana Teresa Bernaldo de Quirós y posteriormente en C.O.U. con la hermana Antonina, superiora, a la sazón del Colegio.


La emblemática escalera, ya muy reforzada para la seguridad de los alumnos, con la omnipresente campana de bronce en el primer piso, con la que nos anunciaba, cuando éramos pequeñas, el fin de las clases, hasta que fue sustituída por el sonoro timbre. 

Recuerdo que siempre era una alumna interna la que la tocaba.


Me llamó la atención los carteles que estaban pegados en la pared de la misma y que pedían que los alumnos bajaran la escalera con precaución y sin hablar.

A nosotras, en nuestra época, nos ponían firmes a la mínima, y en clase de gimnasia, si hablábamos al principio, la señorita Rosa, de Gimnasia, nos hacía subir y bajar la escalera hasta el 3º piso durante toda la clase. 
Así, no hacía falta cartelito alguno. 

Debajo, otro modelo de suelo de mosaico, con aquellos diseños de principios de siglo. Inolvidables!

                                                                         
Bajo estas líneas, la clase donde dimos 3º de B.U.P. y cuya tutora era la hermana María Jesús que también nos daba Historia.

En ese curso disfrutamos de las enseñanzas, en Literatura, del excelente profesor Don Luis Floriano (q.e.p.d.) y como novedad, conocimos la Filosofía de la mano del padre Jesús y del padre José Luis Erviti

La Religión, a cargo del padre Porfirio.

El azulejo azul de las paredes, el mismo. El suelo, igual. 
        

Al colegio acudimos sólo cuatro ex alumnas, procedentes de diversas épocas.

La visita estaba concertada a las 18.30 (en deferencia a nuestra amabilísima guía, Charo Barriales) y a esa hora hubo mucha gente que, por diversos motivos, no pudo acudir.

Pero las "incondicionales" fuimos: Marta Álvarez (primera a la izquierda, de gris, con foulard de colores), Toya Blanco (de gafas y camiseta blanca y negra), Asun Díez Itza, de azul, y servidora, apoyándome en el palo-selfie y todas posando con Charo Barriales (con camiseta blanca, en lo más alto del grupo) en un tramo de la escalera del 2º piso.
                                                                          

Os podéis imaginar lo que supuso para nosotras tratar de relacionar todo lo que íbamos viendo con lo que teníamos en la memoria. Un cúmulo de sensaciones y de contrastes!

De las cuatro ex alumnas, la que pasó más tiempo en el colegio fuí yo, desde los tres años, hasta los diecisiete, con los que acabé C.O.U.

Bajo estas líneas... una de las canastas del patio, totalmente transformado en cuanto al suelo, el patio cubierto, la fuente... 

Como había niños menores practicando deporte, no pude fotografiar el resto del patio donde tantos partidos de barbilé y baloncesto jugamos...
                                                                                 

El salón de actos, con aquel olor característico y donde tantos nervios e ilusiones se concentraban en aquellas sesiones de Navidad, Fin de Curso, cine... Seguía intacto!



Aquí debajo posando las ex niñas-alumnas, ya mujeres...

Recuerdo que con Toya Blanco, Gemma Fernández, Beatriz Fajul y Mercedes Fdez Castañón (q.e.p.d.) interpretamos un baile con la canción "Santa Claus is comming to the town" en una de las funciones de Navidad.

Toya y yo hacíamos de chicos, Bea y Merce, de chicas y Gemma era Santa Claus. Ensayábamos en el colegio y en los Dominicos.

No llegábamos a los 13 años... Qué recuerdos!


En las fotos de abajo, Toya y yo probando los pupitres que usábamos en aquellos tiempos y de los que aún guardan uno en el gimnasio de madera, construído cuando ya estábamos acabando el colegio.

Cómo cabíamos ahí? 
                                                                               
                                                                                                                                                     

Otras dependencias... como uno de los comedores donde nos llevaban a tomar una manzanilla cuando nos dolía la tripa... 
                                                                                   

La biblioteca, con esas ilustraciones en hierro forjado tan típicas.


Una de las escaleras internas del cole.

Esta era la que conducía del primer piso a la zona de clausura y que utilizamos durante una época.


Otro posado de "Las cuatro magníficas" en la clase (transformadísima) que fué de 8º de E.G.B. con nuestra queridísima turora, la hermana Margarita, ya fallecida.
                                                                                

Más modelos de baldosa hidráulica. 

Estampados y colores que nunca se nos olvidarán y que las monjas, o quién proceda, han tenido el buen gusto y el acierto de no retirar en su mayoría, imagino que como elemento original del edificio, tampoco se les habrá permitido eliminar. 


Ya en la despedida, nuestro enorme agradecimiento, una vez más, a la encantadora y muy amable Charo Barriales, que nos atendió de maravilla, enseñándonos hasta el último rincón de nuestro recordado colegio. 

Gracias, Charo!

Y después de la devoción... La "obligación" de cenar juntas!

Unos posados antes de que sirvieran los platos, por aquello de la estética.

Sentaditas ya, tras el imprescindible saludo e intercambio de impresiones, e incluso de presentaciones, pues había algunas que no habían coincidido y no se conocían.
                                                                                       
Bajo estas líneas: Marián Díez, Mireille Collado y al fondo, Mari Cruz Cotarelo y Mariví Gómez Rozada muerta de risa.


Debajo, Sosiego Álvarez y Ángeles Fernández


Las amigas de siempre: Lucía Álvarez Figar y Esmeralda Álvarez Alcón


Otras dominicas "de largo recorrido" como Gemma Fernández, Leonor Álvarez, María José Campomanes y Carmen Cueto del Río, estas dos últimas, nuevas en las citas "dominicas".


A la espera de las ricas viandas que nos pusieron en La Cava de Floro, donde estuvimos muy bien atendidas: Maite Cuervo y Marta Álvarez 


Aquí debajo, Gemma, Marilé, y servidora.


Las también "amigas de toda la vida"!, las "históricas dominicas": Carolina Álvarez-Barriada, Mari Carmen Álvarez y Beatriz Fanjul.


Muy sonrientes: Toya Blanco, Sosiego y Ángeles
                                                                                   

 Ya en el café...


Foto de conjunto, para la posteridad...
                                                                         

Y esta Semana Santa, nueva convocatoria.

Nos tomamos un vinín y unas tostas con otra de nuestras compañeras que vino a Asturias a pasar esos días: Ana Julia Fernández Cachafeiro.

Aquí, estábamos: de pie, a la izquierda: Asun Díez y Mariví Gómez. Sentada: Ana Julia y Gemma Fernández. 
En el centro, sentadas: Teresa Alonso, Sosiego Álvarez, servidora, Mari Carmen Álvarez y Carolina Álvarez-Barriada.

                                                                                 

Es muy agradable reunirnos. Nos vemos, nos reímos, mezclamos la actualidad con los recuerdos de aquellos días...

Ellas son como las estrellas. No han estado en mucho tiempo, ahora ya están, y cuando soplo y las llamo, acuden y vuelven a brillar. Es genial!

Gracias, chicas!


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