Juan Méjica: En Asturias, el Arte se hizo hombre...

Conozco a Juan Méjica desde antes de ser presentados personalmente.

Una tarde nubosa de los años ochenta, Méjica bajaba, seguramente procedente de los Juzgados de Llamaquique, la cuesta de la Plaza de España, en dirección a la calle Santa Susana, y la persona que me acompañaba ese día, al pasar él a nuestro lado, me dijo: "ese chico tiene la pinta de ser alguien".

Méjica iba ese día, con un maletín en la mano y su inseparable gabardina, y envuelto en ese aire habitual de "entre distraído, pero pendiente de todo a la vez" que tienen algunas personas.

Aún no había dado a conocer, al menos de una manera pública, su imparable efervescencia artística.

Ya en este 2014, Méjica es un consagrado artista, actividad que compagina con sus otras tareas profesionales dentro del mundo del Derecho, situadas en las más altas esferas de esta disciplina, y otras muchas facetas que invito a conocer más fácilmente en su página web: http://mejica.org/

El post de hoy tratará sobre la exposición que este gran creador naviego ha inaugurado el pasado 4 de este mes en la ovetense Sala Murillo, dirigida por Teresa del Cano, apoyada por Ana de Paz y que estará abierta para su visita hasta este próximo martes 25 de marzo y que os recomiendo con todo mi interés.

Su nombre: "Asturiense". Porque él lo es, y hasta la médula.

Juan Méjica explicaba a los primeros invitados, con su fervor habitual, los argumentos de sus cuadros, esculturas y cerámicas expuestos en la sala. 
                                                                            

La exposición muestra la amplia creatividad de Méjica localizada en diversas familias artísticas: la pictórica, con sus tres argumentos: "NeoCubismo", "Impresionismo Abstracto" y "Prehistórica" de la que os muestro algunas de las obras por autorización expresa de su autor, la escultórica y la cerámica.

En principio, las que se engloban en el primer argumento y que muestran sus eternas dársenas y sus barcos cargueros, inspirados, sin duda en su San Juan de la Arena del alma, donde sitúa otro de sus obras, un barco- escultura ya de dimensiones considerables, al borde de la ría.

Como podréis comprobar, este tipo de pintura, absolutamente plástica y abstracta, contrasta con el resto de su obra pictórica.
                                                                         



En cuanto a la serie "Impresionismo Abstracto", Méjica sorprende por su ambivalencia con esta técnica abstracta, colorista, llena de matices y de pincelada pastosa y volátil al mismo tiempo, y donde los colores se entremezclan entre sí, bien en los fondos, más difuminados, y ya en el primer plano con toques más rotundos y de colores más vivos.
                                                                                  

Juan Méjica es un volcán creativo, es un hiperactivo del Arte, al que le place mostrarnos, en esta ocasión, en una céntrica sala de arte, y en este delicioso "aperitivo" de su obra, su gran capacidad de expresión, bien a través de la plasticidad de sus series de barcos, bien a través de su delicada etereidad.

Caballos, bisontes, guiños a la roca, a la cueva, al musgo, a la interioridad, nos muestran a un suave Méjica, como un "prehistórico del siglo XXI".
                                                                                 

Ya en el formato escultórico,  se puede ver en esta muestra de la Sala Murillo dos conceptos: las propiamente esculturas: "Cuboides" y "Fundillones" (imagino que viene de modillones de fundición), y las cerámicas cuyo argumento es otro de sus hilos conductores recurrentes: el "Ojicentrismo", tendencia que también desarrolla en su obra pictórica.

Os muestro todo esto a continuación:

Una obra "Cuboide"...
                                                                              

Un caballo "Fundillón":
                                                                                         

Sus omnipresentes ojos...en cerámica y pintura:
                                                                             


Y otras piezas escultóricas como el precioso "Tejo", y otro de sus barcos cargueros, esculturas de hierro fundido y realizadas con técnicas realmente complicadas, con la ayuda de un mazo de cientos de kilos, etc...
                                                                               


Y dentro de su amplio espectro creativo, también hay espacio para la "joya humana": un original reloj, diseñado por él obviamente, en la muñeca de su esposa. Precioso!
                                                                                 

Juan Méjica trabaja en su taller, al lado del ovetense e histórico monasterio de San Pelayo. Qué mejor fuente de inspiración para este gran amante del Arte Prehistórico e Íbero!

Qué necesidad de transmisión de su bullir interno, la de este naviego feroz "paridor" de imágenes, texturas, colores e ideas que mantiene intactos sus genes de habitante de las cavernas asturienses imaginarias en su corazón creador!
                                                                               

Qué aplastante simplicidad en la elección de sus motivos y signos artísticos: un caballo, un barco carguero, un ojo, y qué gran belleza la lograda en su ejecución!

Desde luego que, aquella persona de la que hablaba a principio del post y que me dijo, allá en los años ochenta, que "este chico tiene pinta de ser alguien", tenía dotes premonitorios. 

Pero Juan Méjica no es solo "alguien" sino, yo añadiría que en su interior hay muchos "álguienes" en un sólo alguien: él. 

Pd: (Álguienes: palabra un tanto forzada y no muy ortodoxa, pero cuyo uso me ha parecido, en esta ocasión, muy correcto).
                                                                                 

   

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