Alberto González, secretario de FADE, un tipo sensato, a pesar de los tiempos

                                                                                
Conozco a Alberto González, secretario general de la Federación Asturiana de Empresarios, desde hace tiempo. Siempre tan correcto, en su papel, y tan concreto en sus afirmaciones de carácter económico y empresarial.

Hace unos días, inauguró con su charla "El futuro de la Asturias económica", la que será la segunda temporada del ciclo de conferencias de personajes que tienen algo que decir y aportar a nuestra Asturias. Este foro se denomina Asturias 2030, refiriéndose al amplio margen (depende cómo se mire) que hay desde este 2011 hasta esa fecha.
Los encuentros se ubican en el ovetense hotel Regente, que pertenece a la cadena familiar Cívitas Hoteles, cuyo vicepresidente ejecutivo es Alberto Martínez Villa que ejerció de anfitrión.

                                                                             
Alberto González estuvo presentado por Luis González Revert, presidente de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar, fundador del Grupo Temper y psicólogo.

                                                                                 
Como conductora del acto, la periodista Ana García, el 50% de CADE Comunicación que es la empresa que lleva los contactos con la prensa de este foro cultural.

                                                                                     
El pequeño salón, al lado de la recepción del hotel, está correctamente habilitado, con la excepción de que, al cabo de un cierto tiempo, entre que el número de personas que allí nos dimos cita y que la iluminación es generosa y cálida, se hace necesario refrescar un poco el ambiente y, al menos, abrir una ventana para también refrigerar las mentes de los que esa tarde-noche confirmábamos los datos y las espeluznantes expectativas econmómicas que nos esperan, no sólo a nivel mundial y nacional, sino también (bien lo sabemos) en el ámbito regional.

Alberto Martínez introdujo el tema de la charla manifestando que: "no saber dónde vamos a colocarnos en el futuro va a significar quedarse totalmente descolocados".

Tras sus breves palabras, Luis G. Revert comenzó su casi teatral intervención (se ve que es un psicólogo acostumbrado a las exposiciones al público, pues domina la escena) glosando al conferenciante y expresando sus temores sobre la planificación económica de Asturias y la posible realidad de que "algunas multinacionales se van a ir y otras, no van a llegar" para concluir barriendo para casa: "El futuro está en la empresa familiar".
De González dijo que era un "tipo muy sensato" y que "uno de sus grandes méritos había sido el haber formado parte del equipo negociador en la ronda de conversaciones en la denominada concertación social".

Ya en el atril, el secretario general de FADE, como buen economista, ordenó en enunciados su intervención, clasificando las reflexiones que comenzaron con una, de lógica aplastante: "Asturias, en 2030 será lo que que los asturianos queramos que sea".
De ahí invitó a practicar la golbalización, palabra tan frecuente y tan poco utilizada en el día a día de los asturianos que, según su exposición, no tomamos interés por emprender comercialmente hasta el siglo XIX.
 
                                                                                    
Lamentó nuestro escaso posicionamiento en los negocios, tanto a nivel nacional como internacional, nuestro localismo en todos los ámbitos ecomónicos y culturales, y dió cifras: Según previsiones del SADEI, la población caerá, en los próximos 25 años, un 5% y actualmente señaló en un 44% la tasa de ocupación en el Principado.

Tras estos certeros y realistas "tirones de orejas", González consoló: "Asturias tiene mimbres para un futuro mejor, es un pueblo luchador e imaginativo, pero debe ser más agresivo en las ventas" y deseó que su hijo pueda elegir seguir viviendo en Asturias cuando sea mayor.

                                                                                  
En su resumen, y tras abrir su corazón empresarial con afirmaciones como la petición de divorcio entre la política real y los políticos profesionales y otros sugerentes deseos para el futuro, incidió, una vez más, en que se debe practicar la globalización y la formación y clamó por la agilización en los trámites para la constitución de empresas. Al final apostó claramente por las personas.

Entre los asistentes, acompañando a su presidente, la directora de la Asociación Empresa Familiar Julia López; Julio Fernández, presidente del Club Asturiano de la Calidad; el laboralista José Luis Bigoles, el presidente de Hostelería de Asturias José Luis Almeida; el director general de Vaciero, Francisco Vaciero; el delegado territorial de AENOR en Asturias Juan Lucas García; el veterano publicista Luis Serrador; la técnico de la S.R.T. Cristina Álvarez y algunos representantes de la Asociación Ópera de Oviedo como Javier Gómez Tuñón, entre otros.

                                                                            
En el posterior debate, algunas propuestas, como las del graduado social Bigoles que defendió el despido libre y la contención del gasto, o el temor de Vaciero: "porque estamos en pleno tsunami" preguntándose por la Asturias en el próximo 2012, o en el 2013.

Alberto González vaticinó lo que todos nos barruntamos: "Lo que va a venir es preocupante" y pinceló una reconversión en el sector comercial ya que en la actualidad existen 13 centros comerciales en Asturias.

En cuanto a las cifras de parados, despejó "el quién es quién": "Cinco mil cuatrocientas personas figuran como parados, pero son prejubilados" y finalizó anunciando que "en los próximos seis u ocho meses, la situación va a empeorar bastante".    

Todo ello con su habitual media sonrisa, alternada con su dulce rostro serio con el que nos recordó, punto por punto, todo lo que no hemos hecho bien en Asturias, lo que está pasando y, lo peor de todo, lo que aún está por venir.
                                  
Yo le preguntaba a la persona que estaba a mi lado que dónde situaría a Alberto en el futuro y ella me respondía que siempre le había parecido un hombre muy prudente y muy honesto.
Personalmente, a Alberto, aparte de reconocerle como parte de este palpitante presente, le vislumbro también como una pieza en el engranaje económico del futuro. Otra cosa sería decepcionante.
Aún no sé muy bien de qué, pero... ¿Quién sabe realmente qué será de nosotros en los próximos años?   

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